Fernando Sampedro reflexiona

Desde niño sabía que venía a enseñar, pero me desorientaba el ser mal estudiante. Ya de mayor descubrieron que era disléxico. ¿Qué iba a enseñar yo, me preguntaba, si todos los que enseñan han estudiado mucho? Lo que yo no sabía era que lo que venía a enseñar no venía marcado por mis estudios terrenales, si no por mi condición humana de alma antigua y como tal con acceso a la sabiduría universal. Esto me desorientó durante mucho tiempo, perdiéndome en lograr el éxito mundano. Curiosamente cuanto más éxito, más vacío existencial.

Después de años empecé a enseñar comunicación para el plano profesional, aplicado a las ventas, al trabajo en equipo, a la atención al cliente. Descubrí que aquello me llenaba más, me gustaba realmente ayudar a que las personas se entendieran mejor, a que lograran sus propósitos, a que se desarrollaran como personas y profesionales.

Durante un tiempo pensé que era esto lo que tenía enseñar, llegando a ser profesor en organizaciones para formación de personas en búsqueda de empleo. Durante años enseñé en varios masters de recursos humanos, también trabajé en formación de funcionarios para el Principado de Asturias y con multinacionales de diversos sectores. Aquello me llenaba, vivía bien gracias a ello, pero había algo dentro de mi que buscaba algo más potente. Hoy en día se que quería aprender a ayudar, desde el amor, en la evolución del planeta.

Un sueño, una utopía, es el anteproyecto de una realidad futura

El Don

Mi Don intrínseco es bajar la energía de las estrellas. Siempre me interesó el mundo de la energía pero después del accidente, algunos días al amanecer me venían a mi mente las palabras Casiopea, Andrómeda, etc. Tengo que confesar que no sabía por qué me venían esos nombres. Después descubrí que eran los nombres de galaxias y constelaciones. Empecé a concentrarme en estas estrellas y a notar su energía. Me di cuenta de que tenía una facilidad especial para bajar energía de cualquier estrella con solo saber su nombre. A veces me venía un nombre y después de manifestar su energía miraba a ver si existía en el directorio de estrellas. Hoy en día se que parte mi propósito es experimentar y documentar el para qué sirve la Luz Pura de las estrellas en nuestra vida diaria.

Que tengas un don no significa que no tengas que investigar y entrenar hasta conseguir convertirlo en una inteligencia práctica en tu vida. Un don es una facilidad para algo, es que tienes un potencial especial para hacer algo que otros no hacen. A veces, como es mi caso, te coge de sorpresa y has de descubrir qué hacer con ello. Y para qué va a ser útil para ti, para los que te rodean y para el planeta.

Un sueño

Lograr una metodología que haga realidad lo que popularmente se llama bajar el cielo a la tierra. La energía de Luz Pura de las estrellas es la materia necesaria para crear un planeta más humano.

Una realidad antes soñada

Bajar energía de Luz Pura en mi vida cotidana, en mi entorno y a todo el planeta. Crear el proyecto Luz Pura para bajar la Luz Pura para toda la humanidad. Entrenar a personas para que aprendan a bajar Luz, a emitir campos de energía de Consciencia, Amor, Entendimiento en sus vidas y en los espacios en donde transitan. Crear la actividad de Luz Pura en acción que incluye una red de personas que están bajando Luz constantemente para la elevación de la consciencia planetaria. Ese es mi sueño, entrenar a muchas personas a bajar Luz para que retorne el cielo a la tierra.

Los imposibles son imposibles porque simplemente nadie ha logrado hacerlos posibles todavía

Información sobre Cursos: Enrique Fabeiro Tel. 608 725 146
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